Minar Bitcoin podría contribuir a la sostenibilidad energética: hallazgos recientes respaldan esta hipótesis

Minar Bitcoin podría contribuir a la sostenibilidad energética: hallazgos recientes respaldan esta hipótesis

Nuevos datos revelan que la minería de Bitcoin podría mitigar emisiones, equilibrar redes eléctricas y fomentar energías renovables. Estudios actualizados contradicen informes previos sobre el impacto ambiental de la criptomoneda líder. 

La relación entre la minería de Bitcoin y la sostenibilidad ambiental y energética está siendo replanteada por estudios actuales que contradicen narrativas dominantes sobre su impacto ambiental. 

Según el experto Daniel Batten, existen 22 investigaciones con datos contemporáneos que documentan beneficios medioambientales de la actividad criptominera, mientras que no hay estudios recientes que demuestren un daño directo. Esta afirmación, respaldada por el Digital Assets Research Institute (DARI), llama a revisar los fundamentos sobre los que se construyen muchas críticas hacia Bitcoin.

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El informe de DARI, titulado ‘Rebuttal of “The environmental cost of cryptocurrency: Analysing CO₂ emissions in the 9 leading mining countries”’, refuta un estudio ampliamente citado por su metodología unilateral y el uso de fuentes obsoletas. Uno de los puntos clave es la sobreestimación del hashrate de países como Kazajistán, cuyos niveles reales de participación cayeron de ~13% en 2021 a apenas ~4% en 2023. 

Según el informe, datos del Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge (CCAF) actualizados en 2025 estiman que las emisiones anuales asociadas a Bitcoin rondan los 39,8 MtCO₂e, es decir, solo ~0,08% de las emisiones globales.

La minería de Bitcoin en el contexto de las emisiones globales.
Fuente: DARI

Una evaluación parcial produce resultados sesgados

Los enfoques tradicionales para calcular la huella de carbono de Bitcoin suelen omitir cualquier forma de compensación ambiental. El estudio criticado contabiliza únicamente emisiones brutas de CO₂, ignorando acciones mitigadoras como el uso de electricidad excedente o la quema de metano desperdiciado. Este último, según Cambridge, podría reducir las emisiones netas en hasta 25%.

Además, la minería de Bitcoin ha mostrado ser capaz de adaptarse a las demandas del sistema eléctrico, ofreciendo alivio en momentos críticos. 

En Texas, durante una tormenta invernal en 2022, las operaciones mineras redujeron su carga en 1,4 GW, ayudando a estabilizar la red. En 2023, se estima que esta flexibilidad llevó a una reducción voluntaria de 888 GWh, lo que aporta resiliencia al sistema eléctrico.

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DARI expone fallos de referencia y modelos caducos

Según el instituto, varias fuentes utilizadas en análisis negativos sobre Bitcoin han sido refutadas o han quedado desactualizadas a la fecha. Un ejemplo es la proyección de Mora et al. (2018), que preveía un calentamiento global superior a 2 °C por su adopción. Esta estimación fue desmentida en 2019 por Nature Climate Change, que la calificó de implausible.

También se contradicen cifras sobre desechos electrónicos. Mientras que Digiconomist estimaba unas 30 mil toneladas de residuos ASIC al año, la encuesta Cambridge 2025 halló solo 2,3 kilotoneladas, explicadas por el reciclaje y reutilización creciente del hardware minero. Otros estudios, como los de Sai y Vranken (2023), consolidan esta diferencia.

Residuos electrónicos de la minería de Bitcoin: Proyecciones vs. Realidad.
Fuente: DARI

La minería de Bitcoin como motor para el desarrollo de energías renovables

Las investigaciones recientes señalan efectos ambientales positivos que han sido excluidos en estudios críticos. La minería puede convertirse en un vehículo para la generación sostenible, tanto por el uso de energías limpias como por su papel en el desarrollo de infraestructuras renovables.

Un estudio de Cornell (2023) muestra que los ingresos de la minería pueden ser determinantes para que proyectos solares y eólicos sean viables económicamente en sus fases iniciales. Este modelo de financiación alternativa podría impulsar nuevas capacidades energéticas que, de otra manera, quedarían postergadas.

Considerando todo lo anterior, los últimos datos del CCAF dibujan un escenario distinto al que muestran los modelos de 2018. Actualmente, el 52,4% de la energía utilizada en la minería de Bitcoin proviene de fuentes sostenibles, siendo un 42,6% correspondiente a energías renovables y otro 9,8% a la generación nuclear. El uso del carbón también ha disminuido drásticamente hasta situarse en apenas un 8,9%.

Fuentes de energía de Bitcoin en 2019 vs. 2024.
Fuente: DARI

Todos estos avances han permitido que, a pesar del crecimiento de la tasa de hash global de la red Bitcoin, las emisiones totales se mantengan prácticamente estables desde 2019

En definitiva, al mirar el futuro, la minería de Bitcoin está mostrando un camino alternativo donde tecnología, financiación e innovación energética pueden converger para fomentar un cambio positivo que antes muchos no consideraban.

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