La mujer más buscada del mundo cripto: Ruja Ignatova y su fuga millonaria

La mujer más buscada del mundo cripto: Ruja Ignatova y su fuga millonaria

Ruja Ignatova es una empresaria búlgara que en 2014 lanzó un proyecto conocido como OneCoin. Se promocionaba como una criptomoneda que tenía como norte revolucionar el mundo de los activos digitales, la blockchain y las finanzas descentralizadas. El proyecto parecía una gran oportunidad y prometía altos rendimientos con el uso de una tecnología innovadora. Sin embargo, con el tiempo, ante la mirada atónita de los inversores y las autoridades, el plan fue desenmascarado y hoy es uno de los mayores fraudes piramidales o esquemas Ponzi en la historia.

Entre los años 2014 y 2017, la blockchain conocida como OneCoin irrumpió en el mercado de las criptomonedas con su token homónimo. Sin embargo, este activo digital no era genuino y operando como un esquema Ponzi afectó a poco más de 3,5 millones de usuarios en todo el mundo.

A la fecha, Ruja Ignatova, a quien se le ha llamado la criptoreina o cryptoqueen, se encuentra escondida y su paradero es desconocido. En el año 2022, la Interpol y el FBI emitieron alertas para localizarla y desde la fecha, paradójicamente, esta mujer de 44 años es “uno de los hombres más buscados del FBI”, organismo que ofrece una recompensa de 5 millones de dólares a quien proporcione información que facilite su captura.

Onecoin y el marketing digital que todo lo puede

OneCoin es conocido hoy como uno de los mayores fraudes financieros del tipo esquema Ponzi, que utilizó el concepto innovador de las criptomonedas como fachada. Las empresas responsables de esta estafa fueron OneCoin Ltd. y OneLife Network Ltd., ambas fundadas por la búlgara Ruja Ignatova.

Ignatova desempeñó un papel crucial en el desarrollo y expansión del proyecto, utilizando su carisma, imagen de mujer de negocios fuerte y moderna, y una estrategia de marketing agresiva para persuadir a casi 4 millones de personas en todo el mundo para invertir en el token nativo de su blockchain, OneCoin.

Una falsa promesa tecnológica

La compañía se presentaba como de última generación, afirmando operar con su propia cadena de bloques y criptomoneda. Sin embargo, las investigaciones posteriores a 2017, cuando Ignatova desapareció con aproximadamente 4 mil millones de dólares, revelaron que no existía ninguna tecnología real que respaldara su estrategia publicitaria.

La idea principal para atraer a inversores incautos era que se podrían minar OneCoins con un rendimiento mucho mayor en comparación con Bitcoin (BTC), Litecoin (LTC), Dogecoin (DOGE), Peercoin (PPC), Namecoin (NMC), Dash, Nxt (NXT) y Monero (XMR), que eran las criptomonedas existentes en 2014.

La estafa continúa

La estafa continuó hasta 2017, incluso cuando ya estaban en el ecosistema cripto los activos de las blockchains Ethereum (ETH), Cardano (ADA), EOS (EOS), IOTA (MIOTA) y Zcash (ZEC). Ignatova seguía afirmando que su red era más segura e innovadora que todas sus «competidoras». Según la búlgara, el proyecto contaba con un total de 120 mil millones de monedas o tokens disponibles, que se podían utilizar para realizar pagos y almacenar en su propia billetera electrónica. Sin embargo, no existía realmente una cadena de bloques ni un sistema de pago asociado a OneCoin.

En realidad, las empresas matrices se dedicaban principalmente a la venta de materiales educativos, que incluían cursos sobre criptomonedas, trading e inversión. Este modelo de negocio estaba estructurado bajo un esquema de marketing multinivel (MLM), donde los compradores eran incentivados con recompensas si lograban atraer a más participantes.

Y, en consecuencia, quienes adquirían los paquetes de cursos pagaban por estos en efectivo y se les prometía tokens que supuestamente podían usar para minar OneCoins. No obstante, ni se les otorgó los activos y se comprobó que gran parte del contenido de los cursos era material plagiado.

Los riesgos de confiar solo en el marketing

De esta forma, OneCoin es un claro ejemplo de cómo el marketing digital puede ser utilizado para perpetrar fraudes a gran escala. La falta de regulación y la complejidad del entorno criptográfico facilitaron que los estafadores se aprovecharan de la confianza de los inversores. Este caso sirve como una advertencia sobre la importancia de investigar a fondo cualquier inversión antes de tomar una decisión.

La caída y fuga de la criptoreina

Aunque el imperio de Ruja Ignatova comenzó a desmoronarse en 2017, las dudas sobre OneCoin surgieron ya en 2016. Varios países iniciaron investigaciones sobre la empresa y las autoridades de algunos la catalogaron como una estafa piramidal.

Primeras advertencias

La primera en hacer esta afirmación fue la Asociación de Venta Directa de Noruega, que catalogó a OneCoin como un fraude piramidal a inicios de 2016. En mayo de ese mismo año, el Banco Central de Hungría advirtió que OneCoin era un esquema Ponzi.

Además, en 2017, OneCoin afirmó ser la primera empresa de criptomonedas en recibir una licencia oficial del gobierno vietnamita para operar legalmente. Sin embargo, esta declaración fue desmentida de manera oficial por las autoridades vietnamitas.

Allanamiento y desaparición

Más tarde, a principios de 2018, las oficinas de OneCoin en Sofía, capital de Bulgaria, fueron allanadas por la policía. Para entonces, la fundadora de la empresa, Ruja Ignatova, ya había desaparecido en 2017 tras emitirse una orden de arresto en su contra.

A pesar de la orden de detención y la desaparición de Ruja, su hermano Konstantin Ignatova asumió el liderazgo y la representación pública de la empresa, que continuó operando aparentemente. Sin embargo, fue arrestado en 2019 y acusado de fraude electrónico y lavado de dinero. En 2022, fue sentenciado a 20 años de cárcel.

Involucramiento de terceros

Adicionalmente, la empresa Greenwood, que se centra en ofrecer servicios financieros y bancarios diseñados para comunidades afroamericanas y latinas con el objetivo de acortar la brecha económica y social y fomentar la equidad financiera, también se vio involucrada en este caso.

Mark Scott, un abogado estadounidense, fue condenado junto a Konstantin a 20 años por cargos de conspiración para cometer lavado de dinero. Se cree que Scott ayudó a blanquear capitales para los hermanos Ignatova.

Para ello utilizó una red de cuentas bancarias y empresas, incluida Greenwood, para lavar cerca de 400 millones de dólares que provenían del esquema Ponzi de OneCoin. Las autoridades que investigaron el caso determinaron que estas operaciones financieras realizadas por Scott ayudaron a ocultar el origen ilícito del dinero y a mantener la apariencia de legitimidad de la supuesta empresa búlgara.

Al día de hoy, la directiva de Greenwood está en negociaciones con las autoridades para llegar a un posible acuerdo de culpabilidad. Cabe mencionar que el caso de OneCoin involucró no solo al FBI en Estados Unidos, donde se llevó a cabo el juicio (en la ciudad de nueva York), sino a la Europol en Europa y a agencias regulatorias y policiales de Noruega, Bulgaria, Reino Unido, Alemania y China.