El lado oscuro de los negocios de Trump y Musk: Criptos, cine y coches eléctricos

El lado oscuro de los negocios de Trump y Musk: Criptos, cine y coches eléctricos

Imagina por un segundo que estás en la Casa Blanca y que el mismísimo presidente de EE. UU. aparece junto a cinco relucientes coches eléctricos de Tesla, sosteniendo una hoja promocional como si estuviera vendiendo televisores en Black Friday. ¿Suena raro, verdad? Pues esta situación ocurrió recientemente con Donald Trump y Elon Musk como protagonistas, poniendo en primer plano los delicados conflictos de interés que envuelven al nuevo gobierno estadounidense, especialmente en sectores como las criptomonedas, la tecnología y el entretenimiento.

Tesla y la nueva administración: ¿Amistad o negocio?

Trump, conocido por romper moldes en sus apariciones públicas, esta vez decidió ir más lejos: presentó los vehículos Tesla destacando sus ventajas económicas y tecnológicas frente a las cámaras, como un auténtico comercial. Elon Musk, que más que un empresario parece el «gurú oficial» de la Administración, estaba allí disfrutando de la publicidad gratuita (y valiosísima).

¿Conflicto de interés? Oficialmente no, según la Casa Blanca, aunque expertos como Kathleen Clark, profesora de derecho, advierten que un presidente promocionando abiertamente productos de amigos empresarios sí plantea serias dudas éticas. Especialmente cuando Musk dirige empresas con millonarios contratos públicos como Tesla y SpaceX.

Para entender mejor esto: Tesla, que surgió impulsada en parte con dinero público (465 millones de dólares provenientes de la era Obama), ahora podría beneficiarse directamente del apoyo de Trump en cuestiones clave como la regulación federal sobre vehículos autónomos. ¿Coincidencia o estrategia?

Elon Musk: de empresario visionario a funcionario polémico

Tras la cercanía con Trump, las acciones de Tesla llegaron a subir más de un 120%, pero no todo fue alegría en Wall Street: rápidamente cayeron ante las polémicas decisiones de Musk desde su nuevo rol en la Administración, como recortes masivos y ajustes presupuestarios que despertaron críticas fuertes de consumidores y opositores políticos.

Este peculiar estilo de Musk no se limita al ámbito automotriz. En el mundo cripto, Musk también pisa fuerte: Dogecoin (DOGE), la moneda meme favorita del empresario, se convirtió en un indicador de su estado de ánimo financiero, e incluso se especuló con la posibilidad de comprar coches Tesla con esta criptomoneda.

Trump y las criptomonedas: ¿oportunidad real o simple moda?

Apenas ganadas las elecciones, Trump lanzó $TRUMP, una moneda meme sin fundamento tecnológico pero que llegó a valer 15.000 millones de dólares, impulsada por el frenesí de redes sociales. Esta moda efímera atrajo inversiones millonarias a sus promotores, generando polémicas inevitables.

Pero la cosa no termina ahí: su administración se destaca por ser la más «crypto-friendly» de la historia estadounidense. Por ejemplo:

  • David Sacks, «criptozar» de Trump, es inversor principal en firmas que manejan grandes carteras cripto.
  • Altos cargos como Scott Bessent (Tesoro) o Robert Kennedy (Salud) tienen inversiones millonarias en Bitcoin.
  • Howard Lutnick, responsable de comercio, es firme defensor de Tether, la polémica stablecoin cuyo respaldo aún genera controversia.

¿Y qué pasa con los conflictos de interés?

La administración Trump aún no aclara cómo gestionará estas conexiones financieras tan complejas, lo que despierta más preguntas que respuestas. ¿Están las políticas públicas influenciadas por los intereses privados del presidente y sus aliados? La reciente «criptocumbre» organizada por Trump en la Casa Blanca con figuras como los gemelos Winklevoss no hace más que alimentar estas dudas.

Pero los conflictos van más allá del mundo cripto. Por ejemplo, Melania Trump firmó un contrato millonario con Amazon para un documental sobre su regreso a la Casa Blanca, algo que para muchos roza lo cuestionable. Otro ejemplo es Truth Social, la red social lanzada por Trump tras su expulsión de Twitter, gestionada por sus hijos y convertida en la voz oficial de sus decisiones.

¿Hacia dónde va este escenario?

Estamos en tiempos delicados, en los que la frontera entre política y negocios parece más difusa que nunca. ¿Hasta qué punto deberían permitirse estos vínculos? ¿Estamos ante una nueva forma de gobierno empresarial?

Si algo queda claro es que, en un mercado tan dinámico y sensible como el de las criptomonedas, este tipo de relaciones pueden transformar radicalmente las reglas del juego.

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La inversión en criptoactivos no está totalmente regulada, puede no ser adecuada para inversores minoristas debido a su alta volatilidad y existe riesgo de perder la totalidad de los importes invertidos.