Las criptomonedas ya son parte de la economía en estos países: nadie lo vio venir

Malasia pro-criptomonedas

El interés y el auge en el uso de las criptomonedas y la blockchain en los últimos 5 años ha hecho que las operaciones en este ecosistema se transforme en una experiencia más accesible y sencilla. En consecuencia, ha facilitado los intercambios de estas monedas digitales entre los usuarios de países cuyas economías tienen particularidades de inflación, controles gubernamentales estructurales que dificultan la democratización de las finanzas o la falta de accesibilidad a los sistemas bancarios.

Actualmente, varias naciones lideran su adopción como medio de pago, como inversión ante la inflación e incluso para operaciones internacionales como remesas o compra de bienes y servicios y hasta para juegos en la blockchain.

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Como las criptomonedas operan a través de una red de distribución descentralizada y libre de las políticas gubernamentales, la tecnología blockchain ofrece, no solo una mayor seguridad en las transacciones financieras, sino mucha más libertad, ya que cualquiera que desee invertir solo debe tener un dispositivo con acceso a internet.

Datos de interés

La divisa más popular es el Bitcoin, la primera moneda digital que marcó el camino para las transacciones e inversiones en las finanzas descentralizadas (DeFi). El creciente interés y la flexibilidad de su uso, ha permitido a las criptomonedas simplificar el proceso de compra, venta y acceso a estas. En los últimos cinco años, el valor del Bitcoin pasó de unos 63,224 dólares por token a unos 83.000 dólares por token para la última semana de marzo de 2025.

Para esta fecha, estos son los principales países que adoptaron e integraron a las criptomonedas en su economía, de acuerdo con la Encuesta Global de Consumidores realizada por Statista:

  • Nigeria: 32 % 
  • Filipinas: 20 %
  • Vietnam: 16 %
  • Turquía y Perú: 15 % 
  • Argentina: 14 % 
  • Suecia: 11 % 
  • China 7 % 
  • Estados Unidos: 6 % 
  • Alemania: 5 % 
  • Japón: 4 % 

Si hablamos de las principales regiones del planeta, África es la primera economía que más utiliza las criptomonedas. Le sigue América Latina, donde la adopción de estas monedas virtuales entre países como Colombia, Chile y México han servido para paliar la inflación y como método de inversión, aunque estas naciones permanecen con niveles más bajos de adopción comparada con Perú, Venezuela y Argentina, donde los usuarios recurren a los activos digitales debido a la devaluación incesante de sus monedas nacionales.

Por último, tenemos a Asia, continente que aunque la mayoría de sus países han tenido una fuerte regulación e impuestos a transacciones (con Japón como el primero en el mundo en crear un marco legal para activos digitales), los usuarios han visto en las criptomonedas una manera de actuar en lo económico al margen de sus bancos centrales y con mayor libertad.

Nigeria, Filipinas y Vietnam: ¿por qué resaltan en el panorama blockchain?

Como podemos apreciar en la investigación hecha por la plataforma de estadísticas Statista, Nigeria, Filipinas y Vietnam encabezan la lista mundial de naciones con mayor adopción de criptomonedas integradas a sus economías tradicionales y como uso cotidiano para pagar bienes y servicios o como vehículo de inversión.

Pero, ¿por qué se presenta este patrón en naciones tan diferentes en lo geográfico, cultural y en sistemas económicos? Esta son las razones y que hermanan a tres países que han optado por la economía dentro de plataformas DeFi:

Inclusión de ciudadanos no bancarizados

Las criptomonedas y las DeFi en general han proporcionado una alternativa al sistema financiero tradicional. En Nigeria y Vietnam muchas personas comunes no tienen acceso a la banca privada y esto les dificulta el acceso al sistema comercial nacional.

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Particularmente, Nigeria ha usado a los activos digitales para enfrentar desafíos como la inflación, las restricciones cambiarias y dificultades para acceder a servicios bancarios. Esta última característica es compartida por Vietnam y Filipinas, cuyas poblaciones rurales (que representan la mayoría nacional) no tienen cuentas en los bancos tradicionales ni acceso a pagos con tarjetas de débito o transferencias online.

Método paliativo contra la inflación

Muchas personas en Nigeria han recurrido a las criptomonedas como una forma de proteger sus ahorros frente a la depreciación de la moneda local, el naira. Pero veamos esto en cifras: en 2020, la inflación anual se ubicó cerca del 13%, en 2021 alcanzó niveles superiores al 16 %, en 2022, aunque hubo intentos del gobierno por estabilizar la economía, la inflación superó el 18 %, en 2023 cerró en 20 % y en 2024 en 34,8 %. Al cierre de marzo de 2025 se ubicó en 23,18 %. Es por esto que los nigerianos transforman cada naira en algún activo digital como manera de ahorrar y no ver su poder adquisitivo convertido en sal y agua.

Envío de remesas a familiares

Las criptomonedas han facilitado el envío de remesas internacionales, las cuales son una fuente importante de ingresos para muchas familias nigerianas. Gracias a las plataformas DeFi las transferencias de dinero desde el extranjero se han vuelto más rápidas y económicas, eliminando la necesidad de bancos internacionales con comisiones altamente costosas.

Según el Banco Mundial, Nigeria es uno de los mayores receptores de remesas en África. El organismo multilateral estima que, en 2024, la nación recibió unos 19.840 millones de dólares en envíos de dinero de nigerianos desde Europa y Estados Unidos a familiares en su nación de origen.

Acceso a la innovación en negocios minoristas

La adopción de criptomonedas en Nigeria, Vietnam y Filipinas también ha fomentado el crecimiento del comercio digital en negocios minoristas, así como el nacimiento de startups tecnológicas.

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Obviamente, esto ha creado nuevas oportunidades de negocio, puestos de empleo y ha impulsado la innovación en estas naciones de pequeños comerciantes e industriales que, sin el respaldo de las posibilidades que ofrece la blockchain y las DeFi, no hubieran podido surgir y prosperar.

La regulación y sus desafíos para lograr el equilibrio

La masificación de operaciones con activos digitales en Nigeria, Vietnam y Filipinas ha planteado desafíos regulatorios. Las autoridades de los tres países se debaten entre crear normas y el desafío de sus habitantes que ven los beneficios de las DeFi para diversos propósitos.

En Nigeria, desde 2021, El Banco Central de Nigeria (CBN) prohibió a las instituciones financieras facilitar transacciones con criptomonedas. Pero, los nigerianos recurren a intercambios peer-to-peer (P2P) para realizar transacciones.

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Para contrarrestar esta palpable situación, en octubre de 2021, el gobierno lanzó su propia moneda digital, llamada eNaira, pero estos esfuerzos fueron infructuosos y el ciudadano sigue prefiriendo al Bitcoin, Ethereum, Cardano, Solana y otras blockchain para sus operaciones.

En Filipinas, por su parte la regulación de las criptomonedas está supervisada principalmente por el Banco Central de Filipinas o Bangko Sentral ng Pilipinas (BSP) y la Comisión de Valores y Bolsa o Securities and Exchange Commission (SEC). La ley vigente obliga a los operados de activos digitales a registrarse y cumplir con las normativas contra el lavado de dinero (AML) y financiamiento del terrorismo (CFT).

Por su parte, en Vietnam, el gobierno no reconoce las criptomonedas como un medio de pago legal. Esto implica que los activos digitales no se pueden utilizar para realizar transacciones comerciales dentro del país. Sin embargo, las autoridades no prohíben la posesión o el comercio de criptomonedas como activos digitales en plataformas online.

Ante el auge de estos activos DeFi, el Banco Estatal de Vietnam ha emitido varias advertencias sobre los riesgos asociados con las criptomonedas, destacando la volatilidad, la posibilidad de fraudes y su uso en actividades ilegales.

A pesar de los controles y las regulaciones, muchos nigerianos, vietnamitas y filipinos ven las criptomonedas como una oportunidad para resguardarse de la inflación, generar ingresos adicionales, acceder a plataformas de pago y operaciones económicas y oportunidades de invertir un entorno económico en el cual las opciones de inversión tradicionales pueden ser limitadas.