Mientras el Banco Central Europeo estudia la posibilidad de lanzar un euro digital, también está analizando los riesgos asociados al uso de stablecoins dentro de los mercados y del sistema financiero actual, y la forma en cómo afectaría a la política monetaria europea.

En un informe publicado recientemente, el Banco Central Europeo (BCE) analiza el impacto potencial que puede traer consigo el uso de stablecoins (monedas estables) para la política monetaria, la estabilidad financiera, los mercados financieros, la infraestructura de pagos y para la supervisión bancaria dentro de la Zona Euro. El estudio fue realizado por el BCE a través del Grupo de Trabajo para Criptomonedas, quien se basó en 3 escenarios para el análisis de las stablecoins: como complemento del actual modelo financiero, como sistema de pago y como reserva de valor. 

Según el informe, una moneda estable, como una CBDC alternativa a las monedas digitales privadas, puede ser el complemento ideal del sistema financiero actual, sin representar mayores riesgos ni preocupaciones para los bancos centrales ni para la industria financiera en general. No obstante, las monedas estables, desde otros escenarios, como sistema de pago y como reserva de valor, sí implican riesgos potenciales que ponen en juicio el poder de los bancos centrales para controlar su propia política monetaria. 

El BCE asegura que la popularidad que pueden llegar a tener las stablecoins pueden provocar un cambio significativo en el uso del dinero fiat que conocemos. De allí la necesidad imperante de que se dispongan de las regulaciones, la supervisión y la vigilancia necesaria para gestionar eficientemente todos estos riesgos. En la Zona Euro, el BCE y otras entidades deben continuar vigilando la evolución de los mercados de las stablecoins y otros activos, para responder de manera efectiva a los rápidos y constantes cambios que implica la transformación digital en todos los escenarios posibles. 

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Stablecoin, un término “engañoso” por definir

El BCE considera que las monedas estables son una “innovación de pago relativamente reciente”, cuyo potencial apenas está en estudio y desarrollo. Debido a esto, a la fecha no existe una terminología clara que defina en realidad qué es una stablecoin, el significado que tiene ni su potencial, sino más bien que el término puede presentarse como un elemento confuso, e incluso engañoso, para quienes se inician en el debate de los nuevos fenómenos tecnológicos. Aún así, el BCE considera a las stablecoins como una unidad digital de valor, que puede implementarse para realizar transferencias y depósitos como dinero digital y electrónico. Pero está lejos de aceptar que estas monedas tienen la particularidad de garantizar un precio estable que brinde seguridad y estabilidad a los poseedores y usuarios. 

“A medida que se establecen los principios regulatorios y se definen los enfoques, el término ‘stablecoin’ debería ser sustituido por una elección de terminología para alejar el énfasis de la promesa de estabilidad del emisor”.

El banco considera que un cambio en el término stablecoin evitará que los consumidores corran el riesgo de confundirse por el nombre. Así mismo, el BCE también señala que es el establecimiento que tengan estas monedas dentro del sistema financiero lo que definirá sus posibles riesgos e implicaciones. Por ejemplo, cada día nacen nuevas iniciativas que tienen por finalidad impulsar el uso y adopción de monedas estables. Iniciativas que además de estimular la adopción de stablecoins, también incrementan las implicaciones de estas monedas dentro de la política monetaria actual. 

Si las stablecoins se adoptan como un complemento de los instrumentos financieros existentes, pueden mirarse más como monedas que complementarían el dinero tradicional, aunque la entidad apunta a una opción propia y no a stablecoins privadas. Por el contrario, si se posicionan por encima de estos instrumentos, como monedas mucho más convenientes, fáciles y seguras de usar, pueden dar lugar a riesgos e implicaciones negativas que afecten la estabilidad financiera. 

Riesgos e implicaciones de las monedas estables

El BCE señala que las stablecoins son vulnerables a las «corridas» de liquidez, es decir, los riesgos de «corridas» en las monedas estables son potencialmente mayores en estas monedas que en los instrumentos bancarios típicos.

“Cuando una stablecoin es intercambiada por el valor de mercado de su garantía, podría producirse una corrida si los usuarios finales se enfrentan a la perspectiva de que la garantía de la moneda puede perder su valor. Los retiros masivos también podrían ocurrir en el caso de un acuerdo que garantiza la reembolsabilidad a valor nominal, si el patrocinador de la stablecoin se percibe como carente de suficiente capacidad para absorber las pérdidas”. 

En estos eventos, la retirada o liquidación masiva de los activos para cubrir los rescates y las pérdidas, podría tener un efecto negativo en el sistema financiero. El mismo escenario de riesgo podría presentarse si las stablecoins se adoptan como un sistema de pago y de transferencia de valor, un escenario que el BCE ve más probable en el largo plazo para las stablecoins que como reserva de valor. Según la entidad, los riesgos están asociados al diseño de los nuevos sistemas de pago que utilicen estas monedas, como su base jurídica, la gobernanza o descentralización, el nivel de seguridad, la complejidad operativa, entre otros. 

Así mismo, como sistema de transferencia de valor, las monedas estables pueden cuestionar la capacidad de operación de los bancos, en especial, a causa de las nuevas políticas monetarias, que implican tasas de interés negativas que compiten contra la rentabilidad de una stablecoin sin intereses. En este escenario, es evidente que la adopción de monedas estables afectará y dificultará la implementación de estas tasas de interés. Por su parte, el BCE también señaló las estructuras de gobernanza de los protocolos digitales como un posible obstáculo para el desarrollo futuro de los proyectos, al igual que la dependencia en intermediarios y terceros de confianza. 

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