Michael Saylor, presidente ejecutivo de MicroStrategy, ha presentado un plan detallado que podría revolucionar la economía estadounidense y posicionar al país como líder mundial en la economía digital del siglo XXI.
Saylor, reconocido como uno de los más fervientes defensores de Bitcoin y la tecnología blockchain, ha presentado su estrategia bajo el título “Digital Assets Framework, Principles, and Opportunity for the United States”.
Este marco estratégico, divulgado a través de su sitio web y redes sociales, destaca el potencial de Bitcoin para fortalecer el dólar estadounidense y consolidar a Estados Unidos como un referente global en el ámbito de las criptomonedas. Saylor argumenta que esta criptomoneda no solo puede empoderar a millones de empresas, sino también impulsar un crecimiento económico significativo y generar billones en valor.
Saylor presenta un plan claro para fomentar la innovación
En su presentación, Saylor delineó cinco áreas estratégicas que el gobierno estadounidense podría seguir para integrar Bitcoin y los activos digitales en su sistema financiero. Estas incluyen:
- Clasificación de activos: Diferenciar los diversos activos digitales existentes para clarificar sus propiedades y clasificaciones.
- Derechos y deberes: Establecer derechos y responsabilidades para los usuarios de estos activos digitales, aumentando así la legitimidad de sus operaciones.
- Estándares de cumplimiento: Proponer estándares que fomenten la evolución tecnológica y el desarrollo de mercados asociados, priorizando la eficiencia e innovación.
- Renacimiento del mercado de capitales: Mostrar cómo los criptoactivos pueden abrir nuevas oportunidades para inversores mediante la creación de productos comercializables.
- Liderazgo global: Presentar escenarios donde Estados Unidos se posicione como líder en el uso de activos digitales para abordar problemas económicos actuales.
La taxonomía de los activos digitales
Con relación a la taxonomía de los activos digitales, Saylor indicó que Estados Unidos necesita aclarar la clasificación de los diferentes tipos de activos digitales, incluyendo las criptomonedas, para avanzar en políticas y fomentar la innovación. Sugirió que los activos digitales sin emisor, respaldados por poder digital como Bitcoin, se clasifiquen como “Digital Commodity”, mientras que aquellos activos con emisor, respaldados por valores como las acciones y los derivados, sean clasificados como “Digital Security” y que aquellos activos con emisor respaldados por moneda fiduciaria, como las stablecoins, sean clasificados como “Digital Currency”.
Asimismo, sugirió que los activos digitales con emisor que ofrecen utilidad digital se clasifiquen como “Digital Token” y que los activos no fungibles con emisor que ofrezcan utilidad digital se clasifiquen como “Digital NFT”. Por último, destacó que aquellos activos digitales con emisor, respaldados por activos físicos como el oro, petróleo y materias primas agrícolas, sean clasificados como “Digital ABT”.
Según Saylor, esta taxonomía proporcionará una base sólida para que los reguladores, empresas y consumidores entiendan y participen en el ecosistema de Bitcoin y los activos digitales de manera segura y eficiente.
Un marco claro para la legitimidad y confianza en el mercado
Para que los mercados de activos digitales sean confiables y atractivos, Saylor también enfatizó la importancia de establecer un marco robusto de derechos y responsabilidades. Este marco garantizaría que todos los participantes, desde emisores hasta propietarios, puedan operar con confianza. Así, los emisores tendrían el derecho de crear y emitir activos digitales, pero también la responsabilidad de garantizar la transparencia y el comportamiento ético.
Por otro lado, las plataformas de intercambio de criptomonedas podrían custodiar, comerciar y transferir activos, siempre y cuando publicaran divulgaciones de activos, protegieran los activos de los clientes y evitaran conflictos de intereses. Asimismo, señala que los propietarios de activos digitales tendrían el derecho de custodia propia, comercio y transferencia, siempre que cumplieran con las leyes locales aplicables.
El principio fundamental de este marco, según Saylor, es que nadie tiene el derecho de mentir, engañar o robar. Más bien, proporciona una visión en la que todos los participantes son civil y criminalmente responsables de sus acciones, con la finalidad de asegurar un mercado justo y transparente para todos.
Cumplimiento práctico para empoderar en la innovación
Saylor también destaca la necesidad de un cumplimiento práctico que priorice la eficiencia y la innovación sobre la burocracia. Propone definir divulgaciones estandarizadas para cada clase de activo digital, lo que facilitaría la transparencia y la confianza. Además, propone limitar los costos de emisión para hacer el proceso de emisión de activos digitales más accesible y económico. También sugiere eliminar a los reguladores del camino crítico de la emisión de activos digitales, empoderando a las plataformas de intercambios para ofrecer servicios integrados a emisores, propietarios y otros negocios.
Una visión de renacimiento de los mercados de capitales
Saylor ve en los activos digitales la oportunidad de catalizar un renacimiento de los mercados de capitales del siglo XXI. En su plan, destaca que permitiría a los emisores crear y emitir activos digitales en cuestión de horas o días, en lugar de meses o años, además reduciría el costo de emisión de activos para garantizar que el acceso a los mercados de capitales sea más asequible para un mayor número de empresas.
En su plan, Saylor también considera expandir el acceso a los mercados de capitales para empoderar a pequeñas empresas, artistas, celebridades y empresas medianas, que podrían recaudar capital a través de activos tokenizados, abriendo nuevas oportunidades de financiación y crecimiento.
Estados Unidos frente a una oportunidad de liderazgo global en la economía digital
Por último, Saylor considera que la implementación de una política estratégica de activos digitales podría fortalecer el dólar estadounidense y neutralizar la deuda nacional, posicionando a Estados Unidos como líder global en la economía digital del siglo XXI. Para ello, en su plan propone aumentar los mercados de monedas digitales de $25.000 millones de dólares a $10 billones de dólares, para crear una demanda masiva de títulos del Tesoro y reforzar la posición del dólar como moneda de reserva global.
Además, indicó que los mercados de capital digitales globales podrían expandirse para posicionar al país a la vanguardia de esta industria.
Por último pero no menos importante, Saylor señaló la creación de una reserva estratégica de Bitcoin, como una oportunidad que podría generar entre $16 y $81 billones de dólares en riqueza para el Tesoro de Estados Unidos, proporcionando un camino para compensar la deuda nacional y fortalecer la economía.
Un llamado a aprovechar la innovación disruptiva de Bitcoin y los activos digitales
El plan presentado por Michael Saylor es una hoja de ruta detallada para que Estados Unidos aproveche al máximo la revolución de Bitcoin y los activos digitales. Al establecer una taxonomía clara, un marco de derechos y responsabilidades legítimas, y un cumplimiento práctico, el país puede liderar la innovación cripto y catalizar un renacimiento de los mercados de capitales del siglo XXI.
Este plan no solo fortalecería el dólar estadounidense y neutralizaría la deuda nacional, sino que también empoderaría a millones de empresas, impulsaría el crecimiento económico y crearía billones en valor, según indicó Saylor, quien considera que la economía digital del siglo XXI está en el horizonte y que Estados Unidos tiene la oportunidad de convertirse en su líder indiscutible.
Recientemente, Saylor comparó Bitcoin con el icónico mercado inmobiliario de Manhattan, sugiriendo que, al igual que las propiedades en esa zona han sido históricamente una inversión sólida, Bitcoin tiene el potencial de ofrecer retornos excepcionales a largo plazo. Además, Saylor ha propuesto que Estados Unidos debería considerar vender sus reservas de oro para adquirir Bitcoin, señalando que esta estrategia no solo podría fortalecer el dólar y reducir el déficit nacional, sino también establecer al país como un pionero en la economía digital del futuro.
