Lagarde confirma el fin del desarrollo técnico del euro digital: ‘El trabajo está listo’ a la espera de aprobación legislativa

Lagarde confirma el fin del desarrollo técnico del euro digital: "El trabajo está listo" a la espera de aprobación legislativa

Christine Lagarde ha confirmado que el BCE ha finalizado la infraestructura técnica del euro digital. Con el diseño listo, Europa espera la luz verde legislativa para lanzar su alternativa de pago público y soberano frente a las stablecoins y plataformas privadas.

El Banco Central Europeo (BCE) ha marcado un hito en la historia monetaria del continente. Tras más de dos años de intensa fase de preparación y experimentación, la presidenta de la institución, Christine Lagarde, confirmó que la infraestructura técnica del euro digital está terminada. El proyecto, diseñado para ser el equivalente digital del efectivo, ya no es una teoría ni un borrador; es un sistema funcional a la espera de la voluntad política para activarlo.

Durante la conferencia de prensa celebrada la semana pasada, Lagarde confirmó que el Consejo de Gobierno del BCE ha dado el visto bueno a los esquemas de funcionamiento y al código base del proyecto. Indicó que «el trabajo técnico está listo», trasladando la responsabilidad al Consejo Europeo y al Parlamento. Señaló que la pelota ahora está en el tejado de los legisladores, quienes deben decidir si transforman esta proeza técnica en una ley vigente.

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Euro digital: La respuesta de Europa ante el dominio privado y extranjero

La creación del euro digital trasciende la simple comodidad de pagar con el móvil. Según el BCE, es una cuestión de soberanía estratégica. En la última década, el sistema de pagos europeo ha dependido peligrosamente de infraestructuras no europeas —principalmente gigantes de tarjetas de crédito estadounidenses— y, más recientemente, se enfrenta a la amenaza de las stablecoins globales y criptomonedas privadas.

Por ello, el euro digital se ha diseñado para redefinir el concepto de dinero público en la era moderna. A diferencia de una criptomoneda descentralizada o una stablecoin emitida por una corporación tecnológica, el euro digital es pasivo directo del Banco Central

En palabras de Lagarde, este activo digital servirá como un ancla de estabilidad. Expresó que, en un escenario geopolítico donde la administración estadounidense —bajo el mandato de Donald Trump— ha frenado el desarrollo de su propia CBDC (Moneda Digital de Banco Central) para favorecer al sector privado de las stablecoins, Europa toma el camino opuesto. El BCE entiende que si el Estado no provee una forma de dinero digital, la política monetaria podría perder tracción, dejando la economía europea a merced de decisiones tomadas en Silicon Valley o Wall Street.

Además, el Fondo Monetario Internacional ha alertado que el dominio de monedas digitales privadas podría erosionar la política monetaria nacional, lo que aceleró el desarrollo de esta alternativa europea.

“Nuestra ambición es asegurar que, en la era digital, exista una moneda que sea el pilar de la estabilidad del sistema financiero… Eso es lo que perseguimos, además de asegurarnos de que sea fácil de usar, económico, rápido, eficiente, privado y que pueda funcionar tanto en línea como fuera de línea.”, señaló Lagarde, en relación con el euro digital. 

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Innovación práctica: Privacidad, «Offline» y puentes con la Blockchain

Más allá de la geopolítica, el éxito del euro digital dependerá de su utilidad para el ciudadano de a pie. El trabajo técnico finalizado por el BCE ha resuelto los tres grandes retos que planteaba el proyecto: la privacidad, la accesibilidad y la interoperabilidad.

Uno de los avances más notables confirmados en esta fase final es la funcionalidad de los pagos offline. El diseño técnico permite que, para transacciones de bajo monto y proximidad, el euro digital funcione sin conexión a internet, garantizando un nivel de eficiencia igual al del dinero en efectivo. Además, en esta modalidad, los datos de la transacción solo son conocidos por el pagador y el cobrador, sin que el BCE ni intermediarios comerciales registren los hábitos de consumo del usuario.

Asimismo, el BCE ha trabajado en la capa de integración. Aunque el euro digital corre sobre una infraestructura propia y centralizada para garantizar la velocidad y el coste cero, se han explorado y desarrollado pasarelas técnicas para que pueda interactuar con el ecosistema financiero más amplio. Esto incluye estudios avanzados sobre cómo conectar la liquidez del euro digital con redes blockchain públicas como Ethereum o Solana, lo que permitiría en el futuro liquidar activos tokenizados, como bonos o acciones digitales, utilizando dinero de banco central.

No obstante, el sistema también contempla límites de tenencia, posiblemente alrededor de 3.000 euros por ciudadano, para evitar que el euro digital drene los depósitos de los bancos comerciales, equilibrando así la innovación con la estabilidad del sistema bancario tradicional.

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El camino legislativo hacia una nueva era de pagos

Con la luz verde técnica encendida, el proyecto entra en su fase más delicada: la burocrática. El diseño del euro digital está listo para ser implementado, pero no puede lanzarse sin el Reglamento del Euro Digital, que actualmente se debate en Bruselas.

El Parlamento Europeo y los Estados miembros deben acordar los detalles finales sobre su distribución, la obligación de los comercios de aceptarlo y las garantías legales de privacidad. A pesar de las reticencias de ciertos sectores bancarios que temen perder comisiones, la presión política para lanzar la moneda es alta, especialmente para no perder la carrera tecnológica frente a China y su yuan digital, que lleva años de ventaja.

Si el calendario legislativo se cumple, podríamos ver las primeras pruebas piloto reales con ciudadanos muy pronto, con un despliegue total previsto antes de que termine la década.

Lagarde ha sido clara en que el euro digital no viene a sustituir al efectivo, sino que será una herramienta para defender el derecho de cualquier persona a usar dinero público accesible y protegido. Por lo tanto, en sus palabras, una vez que los líderes europeos den el visto bueno, transformar un pago simple en soberanía digital se convertirá en rutina.