Donald Trump ve en Bitcoin una oportunidad única para que Estados Unidos inicie lo que se conoce como «diplomacia crypto», impulsando proyectos e infraestructuras para incentivar la adopción y desarrollo de estas tecnologías tanto públicas como privadas.
En un giro sorprendente en el panorama político y económico de Estados Unidos, el ex presidente (y nuevamente candidato republicano) Donald Trump, ha desatado un intenso debate al proponer la adopción de Bitcoin como activo de reserva estratégico para el país. Esta audaz propuesta, que se perfila como una de las estrellas de su nuevo plan de gobierno, ha captado la atención tanto de entusiastas de las criptomonedas como de expertos en política económica.
En un post desde su cuenta en la red social Truth Social, Donald Trump dejó muy en claro su visión sobre Bitcoin y el papel que los Estados Unidos tiene que jugar dentro del desarrollo del ecosistema, algo de lo que Sam Lynman (Director of Public Policy de Riot Platforms y escritor contribuyente de Forbes) se hace eco en su cuenta de X y en Forbes.
Donald Trump y Bitcoin como herramienta geopolítica
Donald Trump, conocido por sus posturas controvertidas, ha expresado un fuerte apoyo a Bitcoin en recientes declaraciones. El ex presidente reconoce la importancia geopolítica de la mayor criptomoneda del mundo, advirtiendo que cualquier política que busque obstaculizar a Bitcoin «solo ayuda a China y Rusia».
Esta postura no solo posiciona a Trump como el primer candidato pro-Bitcoin de un partido político importante, sino que también pone el foco en las discusiones sobre la clasificación de Bitcoin como un activo de reserva estratégico.
Trump cree que es crucial desarrollar Bitcoin y sus tecnologías asociadas por varias razones:
- Competitividad tecnológica: Mantener la vanguardia en innovación financiera frente a potencias como China y Rusia.
- Independencia financiera: Reducir la dependencia del sistema financiero tradicional controlado por terceros.
- Protección contra la inflación: Utilizar Bitcoin como un activo deflacionario para contrarrestar la inflación del dólar.
- Liderazgo global: Posicionar a Estados Unidos como líder en la adopción y regulación de criptomonedas.
La importancia de una regulación positiva
Una parte fundamental de la propuesta de Trump es el desarrollo de un marco regulatorio positivo para las criptomonedas en Estados Unidos. El ex presidente entiende que una regulación favorable es esencial para fomentar la innovación y el crecimiento del ecosistema cripto en el país. Esto incluiría:
- Claridad legal: Establecer definiciones claras sobre el estatus legal de las diferentes criptomonedas.
- Incentivos fiscales: Implementar políticas fiscales que fomenten la inversión y el desarrollo en el sector cripto.
- Protección al consumidor: Crear regulaciones que protejan a los inversores sin sofocar la innovación.
- Colaboración público-privada: Fomentar la cooperación entre el gobierno y las empresas del sector para desarrollar estándares y mejores prácticas.
- Educación: Promover programas educativos sobre criptomonedas y tecnología blockchain para el público general.
Trump argumenta que una regulación positiva no solo beneficiaría al sector cripto, sino que también atraería inversión extranjera, crearía empleos de alta calidad y fortalecería la posición de Estados Unidos como líder en innovación financiera.
Siguiendo el camino de otros: caso El Salvador
Y si vemos a grandes rasgos lo que está pasando en el sector crypto, Donald Trump no está alejado de la realidad. En primer lugar, la «hecatombe» de aceptar criptomonedas como parte de los activos estratégicos de una nación tan augurada por el FMI y el Banco Mundial, ha quedado acallada con un claro ejemplo: El Salvador.
El país centroamericano tiene a Bitcoin como parte de sus reservas estratégicas. Además, tiene políticas muy claras del uso legal de la criptomoneda en su territorio. ¿Resultado? El Salvador tiene en su poder en este momento 5800 BTC, por un valor aproximado de 341 millones de dólares. De hecho, ha lanzado un sitio web donde se puede rastrear las tenencias y direcciones donde este Bitcoin se está reteniendo, en un claro ejercicio de transparencia sobre dichas tenencias. Muy lejos de los augurios catastrofistas del FMI y el Banco Mundial sobre esta estrategia.
Una situación parecida se vive en países como Venezuela y Argentina, donde el uso de criptomonedas ha aliviado las presiones hiperinflacionarias de sus economías y las ha estabilizado hasta un punto soportable, en el que sus ciudadanos pueden respirar en términos económicos y financieros.
Caso Singapur
Pero quizás el mejor ejemplo ante la visión de Donald Trump y Bitcoin, lo vemos en Singapur. Este país considerado uno de los hubs económicos y financieros más importantes de Asia y del mundo, tiene actualmente en ejecución un ambicioso plan con el que buscan unir el mundo financiero tradicional y el cripto: Project Guardian.
Y no es poca cosa, hablamos de un proyecto donde ya se reúnen más de 40 entidades, entra Bancos Centrales, Autoridades Monetarias y bancos privados. Resuenan nombres como Financial Conduct Authority (Reino Unido), Financial Services Agency (Japón), Fondo Monetario Internacional, Swiss Financial Market Supervisory Authority, Banque de France, BNY Mellon, JP Morgan Chase, Moody’s, S&P Global, Citi, DBS, Deutsche Bank, Euroclear, Franklin Templeton, Hongkong and Shanghai Banking Corporation, Standard Chartered, UBS Group o el United Overseas Bank Limited.
Todos nombres reconocidos a nivel global y con una importancia enorme, pero; las principales instituciones de Estados Unidos no están. Ni la SEC, ni FDIC, ni la CFTC. Nada, el gobierno de Estados Unidos no está en la fiesta. Desplazado totalmente por un país, que bien podría ser una ciudad estadounidense, debido a su tamaño, pero que en los últimos años se está convirtiendo en un importante centro de desarrollo financiero y que tienen una visión clara: las criptomonedas llegaron para quedarse.
Diplomacia Crypto
Ante esta situación, Trump busca hacer lo que ya muchos en la comunidad llaman «diplomacia crypto». En pocas palabras, comenzar a liderar iniciativas internacionales para establecer estándares globales en la regulación, uso de criptomonedas y generación de infraestructuras para criptomonedas públicas y privadas.
Y Trump lo deja saber muy claramente en su mensaje en Truth Social: si queremos estar al frente en cripto, es necesaria invertir en la infraestructura necesaria para soportar una economía basada en criptomonedas, incluyendo mejoras en la red eléctrica e Internet. Así como financiar programas de I+D en universidades y laboratorios nacionales enfocados en tecnología blockchain y criptomonedas.
De esa forma, se ganaría fuerza y prestigio en ese sector, y también serviría para darle un nuevo punto de respaldo al dólar usando Bitcoin. De hecho, esta es una posibilidad que sigue la línea de propuestas similares de otros políticos como Vivek Ramaswamy y Robert F. Kennedy Jr.
Otra voz relevante en el ecosistema que también se ha hecho eco de esta «diplomacia crypto» es el conocido bitcoiner Max Keiser, quien desde 2019, ha hablado de lo que él llama: «Global Hash War», una guerra de poder donde los grandes países se pelearan por la mejor estrategia para controlar el ecosistema crypto, la ecoomías y finanzas que se construyen sobre los mismos.
Un cambio paradigmático
Así, la propuesta de Donald Trump de considerar a Bitcoin como un activo de reserva estratégico representa un cambio paradigmático en la política económica y tecnológica de Estados Unidos. Si bien enfrenta desafíos significativos, también ofrece oportunidades únicas para que el país mantenga su liderazgo en la era digital.
La implementación de esta visión requeriría un enfoque cuidadoso y equilibrado, considerando tanto los beneficios potenciales como los riesgos asociados. Sin embargo, si se ejecuta con éxito, podría redefinir el papel de Estados Unidos en la economía global del siglo XXI y asegurar su posición como líder en la revolución de las finanzas digitales.
En última instancia, la propuesta de Trump ha abierto un debate crucial sobre el futuro de las finanzas globales y el papel de las criptomonedas en la estrategia económica nacional. Independientemente del resultado de las elecciones de 2024, es probable que estas conversaciones continúen moldeando la política económica y tecnológica de Estados Unidos en los años venideros.
La adopción de Bitcoin como activo de reserva estratégico por parte de Estados Unidos sería un paso audaz y transformador que podría tener ramificaciones de gran alcance en la economía global y la geopolítica. Mientras el mundo observa con atención, el debate sobre el papel de Bitcoin en la estrategia nacional de Estados Unidos promete ser uno de los temas más fascinantes y consecuentes en los próximos años.