El envejecimiento de la población es una tendencia global. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2050 se estima que el 22% de la población mundial tendrá más de 60 años. Sin embargo, la discriminación por edad, conocida como edadismo, es una problemática creciente que afecta a las personas mayores en distintas áreas, incluyendo la brecha digital en el acceso a los servicios bancarios.
En el podcast ‘Las Voces de Satoshi’, el ínclito Jaume Vicent e Iván ‘El Sentencias’ debatieron sobre cómo la llegada de las CBDC, las monedas digitales de los bancos centrales, podría provocar un mayor crecimiento de esta brecha digital. Puedes ver el debate completo aquí:
Pero lo cierto es que a medida que la tecnología avanza, los servicios financieros también han evolucionado, y muchos bancos han optado por ofrecer servicios en línea, móviles y digitales. Sin embargo, muchos adultos mayores, especialmente aquellos con menor educación y recursos, pueden tener dificultades para acceder a estos servicios. Según un informe de la OCDE, el 42% de los adultos mayores de 65 años en los países miembros nunca han utilizado Internet, y solo el 18% de los adultos mayores de 75 años lo han hecho. Además, el informe señala que el acceso a la tecnología varía según los ingresos y la educación, lo que puede perpetuar la brecha digital entre los adultos mayores.
Esta brecha digital puede tener consecuencias graves para las personas mayores, incluyendo la exclusión financiera. Muchos bancos han dejado de ofrecer servicios en persona, como sucursales o cajeros automáticos, y han optado por centrarse en servicios digitales. Si los adultos mayores no pueden acceder a estos servicios, pueden tener dificultades para pagar sus facturas, realizar transacciones bancarias y acceder a sus ahorros. Además, algunos bancos pueden aplicar cargos adicionales por servicios en persona, lo que puede afectar desproporcionadamente a las personas mayores.
Es importante tener en cuenta que la brecha digital no se debe simplemente a la falta de habilidades tecnológicas, sino que también puede ser el resultado de barreras físicas y cognitivas. Por ejemplo, algunos adultos mayores pueden tener dificultades para leer la letra pequeña en pantallas digitales o para navegar por interfaces complicadas. Además, la falta de acceso a Internet o dispositivos tecnológicos adecuados puede limitar el uso de servicios digitales.
Es importante, en este sentido, destacar que la exclusión financiera de los adultos mayores no solo afecta a la población mayor, sino que también puede tener impactos negativos en la economía en general. La exclusión financiera puede afectar la capacidad de las personas mayores para consumir y contribuir a la economía, y también puede tener efectos en la estabilidad financiera y la inversión.