Marc Vidal dicta sentencia: «Bitcoin es el nuevo oro digital»

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Marc Vidal, reconocido analista económico, conferenciante y consultor en transformación digital, ha pronunciado una sentencia que resuena con fuerza en el ámbito financiero y tecnológico: «Bitcoin es el nuevo oro digital». Esta afirmación, expresada en diversas plataformas como su colaboración en la Cadena COPE y sus análisis en redes sociales, refleja una visión optimista sobre el futuro de la criptomoneda más famosa del mundo. Para Vidal, Bitcoin no es solo un activo especulativo, sino una revolución tecnológica y económica que está redefiniendo el concepto de valor en la era digital.

El paralelismo entre Bitcoin y el oro no es nuevo, pero Vidal lo eleva a un nivel de certeza al destacar las similitudes clave entre ambos. Al igual que el oro, Bitcoin tiene un suministro limitado —21 millones de unidades, de las cuales ya se han minado más de 19 millones a marzo de 2025—. Esta escasez artificial, programada en su código por su misterioso creador, Satoshi Nakamoto, lo distingue de las monedas fiduciarias, cuya emisión depende de las decisiones de bancos centrales. «A diferencia del dinero tradicional, que se devalúa con la inflación y las políticas monetarias, Bitcoin evade esa manipulación», señala Vidal, subrayando su potencial como reserva de valor en un mundo donde la confianza en las instituciones financieras tradicionales tambalea.

El economista apunta a eventos recientes para respaldar su tesis. La victoria de Donald Trump en las elecciones de 2024, por ejemplo, coincidió con un repunte histórico del Bitcoin, que alcanzó los 88.000 dólares en noviembre de ese año, según sus propios comentarios en su programa Salida de Emergencia. Vidal interpreta este aumento —un 40% en apenas 30 días— como una señal de que el mercado ve en Bitcoin un refugio frente a la incertidumbre geopolítica y económica. «La postura favorable de Trump al mercado cripto ha acelerado su adopción», asegura, destacando cómo factores externos están consolidando a Bitcoin como un activo alternativo frente a inversiones convencionales.

Sin embargo, la sentencia de Vidal no está exenta de controversia. Críticos como Gonzalo Bernardos, otro economista destacado, han calificado al Bitcoin como «una tomadura de pelo» o un sustituto de la ruleta de casino, argumentando que su volatilidad y falta de respaldo tangible lo convierten en un riesgo más que en una solución. Vidal, en respuesta, ha sido contundente: «¿Tú has leído algo sobre Bitcoin?», replicó en un enfrentamiento público en redes sociales, defendiendo que la criptomoneda no es solo una moda pasajera, sino una tecnología disruptiva con un proyecto sólido detrás. Para él, la blockchain —la base de Bitcoin— está «revolucionando silenciosamente el mundo», al eliminar intermediarios y ofrecer un sistema descentralizado y transparente.

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Más allá de las comparaciones con el oro, Vidal ve en Bitcoin una herramienta de empoderamiento. Mientras el oro físico requiere logística y seguridad para su transporte y almacenamiento, Bitcoin es divisible hasta la millonésima parte y transferible globalmente en segundos, sin fronteras ni permisos. Esta practicidad, combinada con su resistencia a la censura, lo posiciona como un activo único en un contexto de digitalización acelerada. «Es el dinero del pueblo, no de los bancos», sentencia, alineándose con quienes ven en las criptomonedas una respuesta a las fallas del sistema financiero tradicional, como las vividas tras el abandono del patrón oro en 1971.

Aun así, el camino de Bitcoin hacia su consagración como «oro digital» enfrenta retos: su volatilidad sigue siendo un obstáculo para los inversores conservadores, y las regulaciones gubernamentales podrían frenar su expansión. Pero para Marc Vidal, el veredicto está claro: Bitcoin no solo ha llegado para quedarse, sino que está destinado a ser el estándar de valor del futuro digital. En sus palabras, «es el activo que redefine cómo entendemos la riqueza en el siglo XXI».