En un giro inesperado, la demanda colectiva contra Keith «Roaring Kitty» Gill, el trader que se convirtió en el rostro del fenómeno GameStop, ha sido retirada.
La demanda colectiva presentada contra el famoso trader de GameStop, Keith Patrick Gill, más conocido como «Roaring Kitty», fue desestimada voluntariamente por los demandantes apenas unos días después de su presentación. Esta noticia ha resonado con fuerza en la comunidad inversora, especialmente entre aquellos que siguieron de cerca el fenómeno de las «memecoins» en 2021, donde Gill jugó un papel protagónico.
El auge, caída y ¿resurgimiento? de Roaring Kitty
Para comprender la magnitud de este evento, es necesario remontarse al 2021, cuando Keith Patrick Gill, un analista financiero hasta entonces desconocido, saltó a la fama por sus análisis optimistas sobre GameStop, una empresa de videojuegos en apuros. A través de videos en YouTube bajo el seudónimo de «Roaring Kitty» y publicaciones en el foro de Reddit, r/WallStreetBets, Gill argumentó apasionadamente que las acciones de GameStop estaban infravaloradas y que un «short squeeze» masivo era inminente.
Sus análisis, cargados de un lenguaje sencillo y directo, resonaron con miles de inversores minoristas, quienes, armados con plataformas de trading online como Robinhood, se unieron a la cruzada de Gill, comprando acciones de GameStop en masa. El resultado fue un aumento meteórico en el precio de las acciones de GameStop, que pasó de cotizar a menos de 4 $ USD dólares en enero de 2021 a alcanzar un máximo histórico de casi 81 $ USD en cuestión de días.
Este fenómeno, que luego se extendería a otras empresas como AMC Entertainment y BlackBerry (en otros movimientos posteriores y no relacionados con GME), sacudió los cimientos de Wall Street, exponiendo las vulnerabilidades de los grandes fondos de inversión que habían apostado contra GameStop y otras compañías. La historia de David contra Goliat, protagonizada por un analista solitario y miles de pequeños inversores, acaparó titulares en todo el mundo, convirtiendo a Roaring Kitty en un ídolo para muchos.
Sin embargo, la euforia duró poco. Las acciones de GameStop se desplomaron de aquellos máximos, con la misma rapidez con la que habían subido, dejando a muchos inversores con fuertes pérdidas. Las autoridades reguladoras iniciaron investigaciones sobre la volatilidad del mercado y el papel de las redes sociales en la manipulación de precios.
Un intento de silenciar al mensajero
En este contexto, la demanda colectiva presentada contra Keith Patrick Gill a finales de junio de 2024, acusándolo de manipular el mercado de valores para su propio beneficio, no sorprendió a muchos. La demanda, Radev v. Gill, alegaba que Gill, a través de sus publicaciones en redes sociales, había impulsado artificialmente el precio de las acciones de GameStop, violando las leyes federales de valores y causando pérdidas a los inversores que compraron a precios inflados.
Sin embargo, la demanda fue retirada voluntariamente por los demandantes apenas un día después de ser presentada, justo después de que la corte emitiera una citación a Gill para que respondiera a la demanda en un plazo de 21 días. La decisión de los demandantes de retirar la demanda sin perjuicio, significa que podrían volver a presentarla en el futuro.
La rápida desestimación de la demanda ha generado diversas interpretaciones. Algunos analistas sugieren que los demandantes carecían de pruebas sólidas para respaldar sus acusaciones, mientras que otros especulan que la presión mediática y el apoyo masivo a Roaring Kitty podrían haber influido en su decisión.
Tony Denaro, se hizo eco precisamente de esta línea de pensamiento en su cuenta de X:
El impacto en GameStop y la comunidad inversora
Independientemente de las razones detrás de la retirada de la demanda, lo cierto es que la noticia ha tenido un impacto inmediato en el mercado. Primero, el precio del token $GME (lanzado en la red Solana), que había estado cotizando a la baja en las últimas semanas, experimentó un aumento significativo tras el anuncio de la demanda (el 28 de junio). Ahora, tras el desplome de la misma, el token $GME vuelve a sus niveles anteriores, siguiendo el ritmo de la acción tradicional de GameStop. Este movimiento alcista refleja la confianza renovada de los inversores en GameStop y, en cierta medida, en la figura de Roaring Kitty.
Es importante destacar que la comunidad de inversores que se ha congregado en torno a GameStop en los últimos años no es un grupo homogéneo. Si bien algunos son traders experimentados que buscan oportunidades de inversión a corto plazo, muchos otros son personas comunes que se sienten identificadas con la historia de Roaring Kitty y ven en GameStop un símbolo de resistencia contra lo que perciben como un sistema financiero injusto.
Para estos inversores, la desestimación de la demanda contra Roaring Kitty es una victoria simbólica. Representa la posibilidad de desafiar a las instituciones financieras tradicionales y de que las voces individuales sean escuchadas en el mercado.
El futuro de Roaring Kitty y las «memecoins»
A pesar de la retirada de la demanda, la historia de Roaring Kitty y las «memecoins» está lejos de terminar. La volatilidad en el precio de las acciones de GameStop y otras compañías que fueron objeto de atención por parte de los inversores minoristas en 2021 demuestra que el mercado sigue siendo susceptible a la influencia de las redes sociales y el sentimiento del público.
Es probable que las autoridades reguladoras continúen examinando el papel de las plataformas online en la formación de precios y la protección de los inversores. La SEC, por ejemplo, ha expresado su preocupación por la gamificación de las inversiones y la propagación de información falsa en las redes sociales.
En este contexto, es fundamental que los inversores, especialmente aquellos con menos experiencia, actúen con cautela y responsabilidad. Si bien la historia de Roaring Kitty puede resultar inspiradora, es importante recordar que el mercado de valores conlleva riesgos inherentes y que las inversiones deben basarse en un análisis sólido y una gestión adecuada del riesgo.
En definitiva, la desestimación de la demanda contra Roaring Kitty marca un nuevo capítulo en la saga de las «memecoins». Si bien aún es pronto para determinar las implicaciones a largo plazo de este evento, lo cierto es que ha reavivado el debate sobre el papel de las redes sociales en el mercado financiero y la necesidad de proteger a los inversores en la era digital.